
Aunque parezca que es empezar la casa por el tejado, la gestión de los nervios y el control mental son el capítulo más necesario y, paradójicamente, menos abordado en la competición SimRacing, en contra de lo que ocurre en la vida real. Y es lógico que no se repare en la importancia que tiene, primero porque somos amateur, segundo porque no hay tanto en juego y tercero porque si nos equivocamos las repercusiones son mucho menores y afectan sólo a nuestro propio compromiso, o al de nuestro equipo, de querer hacer las cosas bien. Pero eso no quita que la tenga, y mucha.
Permitidme aquí un inciso sobre el término “real” del párrafo anterior. Considero incorrecto hablar de la competición convencional como la real y la de SimRacing como la virtual, porque si bien es cierto que en la virtual el espacio, la pista, el coche, etc. son recreados, la competición es 100% real, porque no competimos contra un ordenador o IA, lo hacemos contra otros pilotos reales, de carne y hueso (y mente) como nosotros. De hecho, y no es que pretenda ser Nostradamus, las competiciones de coches en el futuro serán mayoritariamente virtuales, por costes y por intereses mediáticos. En ese momento, llamarán a las “virtuales” convencionales y las reales de hoy pasarán a ser anecdóticas, una anomalía típica de Matrix. Nosotros posiblemente no lo veremos, pero atendiendo a lo que ya está ocurriendo en iRacing, por poner sólo un ejemplo, estoy convencido de que será así, precisamente porque hablamos de competición real, de lucha cuerpo a cuerpo, de tú a tú aunque el medio sea virtual, con reglas, jueces, penalizaciones, con publicidad, con seguimiento en los medios por vídeos, TV, etc. con premios contantes y sonantes (reales), como ya estamos viendo en muchas plataformas. Ya en 2012 los premios de algunos campeonatos de iRacing superaban los 20.000 $. Por eso prefiero distinguir los dos ámbitos como físico o virtual, pero no como real o virtual. En cualquier caso, la competición virtual ya ha sido acuñada como eSport y su repercusión y seguimiento crecen de forma exponencial.
El trabajo mental y la consistencia
Volviendo al tema. Quien vea desde fuera esta afición y no haya probado un simulador bien equipado y durante un cierto tiempo, desconocerá que en un cockpit se puede llegar a sudar, y mucho, que las pulsaciones llegan a alcanzar niveles importantes en muchos momentos y, lo más significativo, que se ejercitan y entrenan la mente, la vista, los reflejos y, muy especialmente, la concentración y la capacidad de mantener los nervios fríos en situaciones de mucho estrés, puntuales o durante muchos minutos y vueltas. Y es justamente este aspecto último el que más me interesa destacar: el trabajo mental y la consistencia. Si alguien quiere profesionalizarse en el mundo SimRacing tendrá que prepararse muy seriamente este aspecto, pero lo que me interesa es destacar que también deberá hacerlo el aficionado que quiera disfrutarlo a largo plazo de esta disciplina, porque es clave para progresar y retroalimentar la motivación, ver que controlas y que disfrutas en ese control, para así conseguir tu objetivo principal: disfrutar con plenitud de tu afición.
Los pilotos en el mundo físico saben que este es un aspecto fundamental, igual o más importante si cabe que ser rápido. Pero en SimRacing, herederos como somos en cierto modo del enfoque de ver y sentir la simulación como un juego, nos “subimos” sin complejos a un coche de 400 cv y nos tiramos a todas las curvas a tope. Y no nos basta con hacerlo solos, en una sesión de prácticas, sino que aún con todo y viendo que ni con mucho conocemos las curvas ni controlamos el coche mínimamente, estamos ansiosos por disputar ya carreras. Tenemos la necesidad de medirnos, de ponernos a prueba, porque con ello experimentamos unas emociones rápidas que, aunque fugaces, nos hacen sentirnos bien, eufóricos. Pero esto dura muy poco ─cualquier SimRacer experimentado lo sabe y no suele caer en estos errores de precipitación y euforia. Porque esas sensaciones duran hasta que vemos que así no vamos a ningún sitio, que no somos capaces de dar tres vueltas seguidas sin errores y que las alegrías de adelantar a unos coches yendo como locos tienen muy poco recorrido y son muy volátiles.
Aspectos clave para ser rápido y consistente
Existen dos aspectos clave para ser rápidos: 1) conocer muy bien el circuito, 2) conocer el coche y ser capaz de buscar sus límites. Pero hay otro aspecto fundamental en un piloto, sea físico o virtual, que es el que más éxitos le dará: ser consistente, tener un buen control mental. Este tercer aspecto te hace mejorar también en los dos primero y, por tanto, también contribuye a que seas rápido, pues te permite estar centrado en la trazada y controlar el vehículo, pero, sobre todo, lo que da es consistencia. La mayoría domina los dos primeros, pero pocos, precisamente porque es un aspecto que en virtual se pasa más por alto, dominan el arte de dar treinta pasadas seguidas a un circuito, manteniendo fijos los tiempos por sección y sin cometer errores. Hacer eso solos ya es difícil, pero en carrera la dificultad es aún mayor, pues además deberemos controlar a los pilotos, estudiar los adelantamientos, las estrategias, etc. aspectos todos que ponen a prueba los nervios. La razón por la que la mayoría somos inconsistentes es simple y llanamente porque no entrenamos este aspecto. Sin embargo, es justamente el que más permite mejorar, ganar o hacer buenas carreras.
Errores comunes y la importancia del setup
Cuando se empieza en simulación, hay un error recurrente en el que todos caemos. Al cabo de unas pocas sesiones, cuando aún no somos capaces de dar cinco pasadas iguales, empezamos a percibir que nos cuesta muchísimo mejorar los tiempos. De hecho, notamos incluso que empeoramos. Entonces, empezamos a frustrarnos, a dudar de nuestra capacidad para entender el coche y sus respuestas, el circuito y cómo ser rápidos. Luego, viendo los tiempos de otros, comenzamos también a pensar que quizás el coche no está bien configurado, que el setup de base no sea del todo bueno. En definitiva, nos impacientamos por ser rápidos. Al final, nos convencemos de que una solución es tocar el setup y que seguramente introduciendo cambios mejoraremos. Cierto es que un setup bueno puede mejorar ciertos aspectos del comportamiento del coche, pero no lo es menos que con los setup base, muchas horas de práctica y estudiando con detalle las trazadas en cada curva se consigue muchísimo más, sobre todo consistencia. Y es que la clave está ahí, en la consistencia: sin ninguna duda, mejorarás más tus resultados cuanto más consistente seas, pero no sólo porque la mayoría no lo son y por tanto ascenderás rápidamente en las carreras, sino porque la consistencia sólo se consigue cuando conseguimos visualizar el circuito, memorizar sus particularidades, automatizar conscientemente los movimientos que debemos hacer para conseguir la trazada más óptima en cada tramo y curva y, una cosa importante, no perder el control incluso cuando nos equivocamos, trazamos incorrectamente o las circunstancias de carrera nos rompen el ritmo y nos obligan a improvisar o a buscar soluciones en décimas de segundo.
Entrenando la mente y el cuerpo
Como digo, incluso conociendo el circuito, controlando ya todos sus tramos y el coche perfectamente, notaremos que al cabo de 15 vueltas seguidas, nuestra cabeza ya no rige igual, que aparecen distracciones que nos hacen perder la trazada óptima y que, sin casi darnos cuenta, nuestros tiempos se estancan o bajan. ¿Qué ocurre? Simple: estamos cansándonos física y, sobre todo, mentalmente. ¿Cómo se mejora en estas dos facetas? No hay duda: teniendo una buena forma física y, en lo que ahora nos incumbe, entrenando mucho la consistencia y la capacidad de concentración y de focalizar.
Hay una máxima en la que algunos ni reparan y en la que la mayoría, aunque sí la conoce, tiene dificultades para interiorizarla y convertirla en su principal clave de evolución y mejora: si no eres capaz de estar 30′ tú solo dando vueltas en tiempos aceptables a un circuito sin cometer errores, no pretendas participar en carreras de esta duración, con todos los factores externos en juego y en contra, y encima ganarla. Puede que consigas algún triunfo, probablemente más por demérito de los demás que por tus propias acciones, o, simplemente, por pura suerte, pero estarás cayendo en lo que algunos llaman falso éxito. Creerás que estás mejorando, te convencerás de que esa es la forma de actuar, que es válida, cuando en realidad no es así, y esto durará hasta el próximo fracaso o decepción. La clave está en una cosa que dijo Nadal en una entrevista que le hicieron cuando consiguió su quinto Roland Garros: “Yo creo que el ganar… claro que te hace feliz momentáneamente, pero lo que te hace feliz no es la victoria, es la satisfacción personal que tienes de haber trabajado y haberte entregado todo lo que has podido para poder llegar ahí”.
Estableciendo expectativas realistas
Empezando en cualquier afición, como en la vida, debes establecer expectativas acordes y equilibradas a tu posición si quieres desarrollar eso que quieres hacer con buen pie, con buenos fundamentos. En este sentido, te dará más satisfacción quedar quinto pero con consistencia que primero pero habiendo corrido de forma errática, siempre con la sensación de ir al límite de la esquizofrenia, sin control. Porque si bien tras estas carreras el “subidón” es bestial, todo eso pasa, es alegría pasajera, loca, y estás cimentando mal tu afición y el gusto por las cosas bien hechas. Igual que subes bajas, y quien quiera evolucionar consistentemente en esta afición, como en muchas otras donde la componente mental es muy importante, deberá fraguar unas buenas bases que le permitan disfrutar al máximo incluso no ganando, y ahí la consistencia mental debe estar muy presente como objetivo, no sólo ser rápido. Evolucionar con consistencia es lo único que te dará tablas y una percepción correcta de dónde estás, tus limitaciones, tus logros y reforzará tu confianza (real) en ti mismo.